Coco no solo conquistó corazones por su emotiva historia, sino también por la autenticidad con la que representa la cultura mexicana. Para lograrlo, el equipo de producción de Pixar pasó más de dos años viviendo en distintas regiones de México, observando costumbres, colores y tradiciones con el objetivo de reflejar el Día de Muertos de la manera más fiel posible.

Uno de los detalles más sorprendentes de la película es su precisión musical. Cada vez que un personaje toca la guitarra, los movimientos de las manos coinciden con los acordes reales, lo que requirió una minuciosa animación cuadro por cuadro. Además, en una de las escenas ambientadas en el mercado de Santa Cecilia, se pueden observar piñatas con las figuras de Woody, Buzz Lightyear y Mike Wazowski, un guiño divertido a otras películas de Pixar.

Coco no solo se convirtió en un homenaje al Día de Muertos, sino también en un símbolo del orgullo mexicano alrededor del mundo. Su mensaje sobre la memoria, la familia y la importancia de las raíces continúa emocionando a nuevas generaciones que redescubren sus secretos cada vez que la ven.