Aún existen muchos misterios dentro de las pirámides que construyeron los mayas y prueba de ello es lo que pasó este martes cuando varios investigadores descubrieron un tesoro en zona arqueológica de Chichén Itzá que data de hace más de mil años.
Por muchos años esa zona arqueológica maya conocida como Balaku se había dejado de investigar por órdenes del arqueólogo Víctor Segovia Pinto, quien escribió un informe sobre sus primeras excavaciones, pero luego de unos años decidió sellar la zona.
Los granjeros fueron los encargados de cerrar la cueva y los registros que había conseguido Segovia desaparecieron, así que para la ciencia en esa zona no había más elementos que buscar.
Después de casi 50 años, investigadores del INAH y de National Geographic volvieron a tener interés en el área, para investigar el tamaño y la distancia de los acuíferos que habrían construido los mayas.
Así que el año pasado se iniciaron las excavaciones de nuevo, pero fue este martes que se anuncio el hallazgo de un pequeño tesoro que consta de 150 objetos rituales que pueden contener pistas sobre el ascenso y la caída de los antiguos mayas.
Si recuerdas tus clases de historia los Mayas desaparecieron misteriosamente en algún punto de la historia, sin dejar rastro.
Es así que Guillermo de Anda unió a varios arqueólogos en el Proyecto del Gran Acuífero Maya (GAM) que pretende encontrar el nivel freático debajo de Chichén Itzá.
De Anda entró por varios túneles apretados para explorarlos y por horas no encontró nada hasta que su lámpara iluminó algo inesperado. En frente de él había varias ofrendas dejadas por los antiguos mayas perfectamente bien conservadas e incluso ya brotaban indicios de estalagmitas.
Incensarios, jarrones, platos decorados, y otros objetos fueron los que se encontraron en la cueva.
Segovia identificó 155 artefactos, algunos con rostros del dios de la lluvia Tláloc, y otros con marcas de la ceiba sagrada, una representación potente del universo maya.
Sin duda el hallazgo abrió la posibilidad de estudiar la cultura maya desde otro ángulo y quizá los objetos puedan dar detalles de las catastróficas sequías que probablemente provocaron el colapso de toda una civilización donde vivían de entre 10 a 15 millones de personas.