En 1862 el escritor Victor Hugo describió en su libro ‘Los Miserables’, la desigualdad y la crudeza que vivía la sociedad francesa del siglo XIX, situación que posiblemente pensó que mejoraría, pero 158 años después el cineasta Ladj Ly expone a una Francia actual con problemas muy similares. Esto se explicará mejor a continuación en la reseña de Les Misérables.
Esta película dirigida y escrita por el realizador oriundo de Mali, no es una adaptación de la obra literaria, en realidad es una historia que toma la misma idea sobre determinados grupos de personas marginadas que deben lidiar con los problemas que surgen de su contexto social.
El largometraje narra sobre Séphane, un policía que se integra a una brigada especial que ronda por las calles de la región de Montfermeil, en ese equipo trabajará junto con Chris y Gwada, dos agentes que usan la ley a su beneficio sin importar el daño que hagan a otros.
Pero la historia se complicará cuando un niño roba un león cachorro del circo local dirigido por gitanos; este hecho hará que surja tención entre gitanos, inmigrantes africanos y musulmanes, por lo que Séphane y sus compañeros deberán resolver el caso antes de que inicie un conflicto.
No obstante, los métodos que usan estos policías podrían aumentar mucho más los problemas.
Uno de los elementos que destaca de Les Misérables, son las actuaciones de todo el elenco, ya que presentan personajes profundos y sensibles (aunque a veces no lo aparenten) ante las situaciones por las que pasan. Combinado también con un guion que da giros en la historia complicando más y más la situación, llevando al límite entre la violencia y el raciocinio que tienen los protagonistas.
Probablemente más de un espectador llegue a comparar esta película con la cinta de ‘Training Day’, ya que la dos muestran a un policía que tiene su primer día en un equipo especial, pero sus compañeros resultan ser corruptos.
Pero, Les Misérables termina yéndose por otro camino, porque trata de dejar el mensaje sobre como la violencia y la desigualdad afectan a los menores de edad, dejándoles un futuro sombrío.
Dicho esto, habrá que ver si este domingo 9 de febrero se lleva el Oscar a Mejor Película Extranjera; lo que si es seguro es que dejará reflexionando a más de uno.