En la cultura pop es muy frecuente ver varias referencias acerca de las fobias que manifiestan gran parte de la población y aunque a veces puede ser un cliché como el miedo a las arañas, una investigación ha revelado cuales son las fobias más comunes.
Para definir este fenômeno, Diana Patricia Guízar Sánchez, académica de la Facultad de Medicina de la UNAM, señaló que “no son trastornos psiquiátricos graves, sino un conjunto de síntomas desproporcionados de autodefensa, que se manifiestan ante un suceso u objeto en particular”.
Y las fobias se pueden manifestar ante cualquier situación, objeto o ser que provoque en una persona palpitaciones aceleradas, problemas de respiración, deseos de huir y pérdida de control.
Pero hay unas más comunes que otras.
De acuerdo con información del Instituto Nacional de Psiquiatría, la aracnofobia (miedo a las arañas), aerofobia (temor a viajar en avión), agorafobia (a los espacios abiertos), cinofobia (a los perros), tripanofobia (a las inyecciones), claustrofobia (a los espacios cerrados) y glosofobia (a hablar en público), son las fobias más frecuentes.
Esta forma de defensa ante los supuestos peligros puede surgir por experiencias traumáticas o por transmisión genética. “Desde el punto de vista psicológico, un evento traumático podría desencadenarlas. Desde el aspecto biológico, ocurren por predisposición: si hay antecedentes familiares de ansiedad o depresión, se tiene más susceptibilidad a desarrollar fobias”.
Guízar Sánchez mencionó que existen algunas fobias que afectan mínimamente a las personas, pero otras, como la fobia social, perjudican la calidad de vida.
De acuerdo con la Encuesta Nacional de Psiquiatría, sólo cuando la fobia se asocia a otro trastorno de ansiedad o afectivo (depresión) que pudiera generar problemas sociales o familiares, la gente acude a los servicios médicos, pero también porque tiende a restarle valor a los miedos.
Para controlar este trastorno, se recomienda una terapia de exposición como una psicoterapia específica. No es necesario tomar medicamentos, pero si se deja pasar mucho tiempo antes de iniciar un tratamiento, es probable que ya se hayan desencadenado otros trastornos.