Faltan 45 días para las elecciones 2018, donde han surgido controversias en medio de las campañas electorales y hasta el retiro de una de las candidatas en la carrera presidencial.
Sin embargo, y a pesar de las diferencias políticas que naturalmente tienen los aspirantes a la silla presidencial, todos instan a la población a lo mismo: salir a votar, por quien sea, pero votar.
Es por eso que la parte vital de las campañas de estas elecciones se ha enfocado en el sector que tiene más poder de decisión en las elecciones 2018: los millenials.
Sí, aunque usted no lo crea, esa generación que muchas personas tachan de floja, adicta a la tecnología, narcisista (por su obsesión de capturar cada segundo de sus vidas y de si mismos para Instagram) y hasta caprichosa, son los que hoy en día ya pueden salir a votar (algunos ya lo hicieron el sexenio pasado).
Según los números del Instituto Nacional Electoral (INE), los millennials conforman al rededor del 40% de la plantilla electoral de este 2018. Así es, casi la mitad.
Esto último quizá pueda alarmar bastante a aquellos que no confían para nada en esta generación, que nació en las décadas de 1980 y 1990, pero los políticos sí.
Sabiendo estos datos, las campañas han dedicado gran parte de su propaganda para llegar a las mentes millenials y lo han hecho por medio de las redes sociales.
Todos los candidatos, ya sean independientes o no, cuentan con cuentas oficiales en cada una de las redes sociales más importantes, como Instagram, Twitter y Facebook, por lo que para conseguir mayor aproximación con los millennials, se les ve mucho más activos pues suben constantemente fotografías y responden comentarios de las redes.
Se ve a los candidatos subiendo ”Instagram Stories” antes, camino a, durante y después de sus mitines, tal y como un joven de 24 años hace con su vida diaria.
Hablan con ”la neta” y hasta albures se avientan.
Pero, ¿por qué ocuparse de los millenials si son tan ”apáticos”?
Otro de los adjetivos que constantemente se utilizan para calificar a esta generación es ”apáticos”, pues también se piensa que estos jóvenes son ajenos a las decisiones públicas y no se interesan en la vida política del país.
Error, pues según numerosas encuestas, los millennials sí quieren votar.
Contrario a los prejuicios que pesan sobre estos jóvenes como el desinterés, los números indican que sólo el 10% de la población millennial no quiere salir a votar, mientras que el 77% afirmó que sí acudirá a las casillas el próximo 1 de julio.
Únicamente hay un porcentaje de 10 de aquellos que ”tal vez vaya” y un pequeño 3% ni si quiera se tomó la molestia de contestar.
Los millenials votantes podrían aumentar para las elecciones 2018
Mientras que en 2012 los jóvenes entre 18 y 34 años conformaban únicamente el 17% del padrón electoral, para las elecciones 2018 será de 40%, con alrededor de 34 millones y medio de votos potenciales.
Pero ese número podría aumentar hasta llegar al 50% de los votantes. Esto se debe a que a medida que se acercan las elecciones y ocurren los debates, así como el surgimiento de nuevas propuestas, más y más millennials deciden sí emitir su voto.
Incluso, se llama a la población a realizar un ”voto útil” en lugar de anularlo, que llega a ser una idea recurrente en los jóvenes que afirman estar decepcionados con los partidos políticos y encuentran en el voto nulo la manera de ”castigarlos”.
La crisis ha unido a los millennials
¿Por qué ese cambio de opinión? Porque se dieron cuenta que el desinterés no da buenos resultados.
Las elecciones pasadas estaba claro que los jóvenes no querían a Peña Nieto en la silla presidencial y después de incidente de la Ibero, su popularidad cayó en caída libre y sin paracaídas.
Sin embargo, y debido a ”coraje” colectivo, a los jóvenes se les hizo buena idea no acudir a realizar su voto. El resultado ya lo sabemos todos.
Por lo tanto, no votar o anular el voto definitivamente no es una opción.
Otro suceso que hizo reaccionar a este sector de la población ante la vida política del país fue el terremoto del pasado 19 de septiembre.
Todo el mundo fue testigo de cómo los jóvenes mexicanos se unieron en solidaridad para ayudar a una nación destruída. Como en ningún otro caso, la ayuda sobraba. Y la indiferencia desapareció.
Esto último fue quizá lo que despertó por completo el sentido de responsabilidad de esta generación y por eso ahora, es la principal meta de todas las campañas electorales.
Un discurso centrado en la inclusión de ideas, propuestas y sectores de la población, por ejemplo, será bien recibido como herramienta para motivar e influir en el voto de los millennials en las elecciones 2018.
Tal vez no sean la peor generación, después de todo.