El Baile de los 41
Fuente: Netflix

Debo comenzar diciendo que ‘El Baile de los 41’, la película dirigida por David Pablos, me quedó a deber. Y no me refiero a las escandalosas y homoeróticas escenas, que se agradecen por la variedad de cuerpos y formas.

Sino porque la producción termina siendo un pastiche de situaciones, que conducen al clímax de la historia, el arresto de los 42 asistentes, sin profundizar o aclarar al espectador neófito en la historia el que fue el mayor escándalo social de la época y evidenciar las vejaciones que sufrieron los arrestados.

Según la leyenda urbana, y en la que ‘El Baile de los 41’ está centrada la historia del protagonista, sólo uno de los detenidos esa noche logró escapar, y del que presuntamente se asume era el yerno del entonces presidente Porfirio Díaz, Ignacio de la Torre y Mier.

La historia de ‘El Baile de los 41’ es tristemente el resultado de una serie de eventos desafortunados. Todo el origen se debió a un baile al que acudieron 42 hombres la noche del 20 de noviembre de 1901 en lo que aún sigue siendo el centro de la Ciudad de México.

La mitad vestía ropa de mujer. Recuerden que estamos hablando de 1901. Pero ahí no queda la cosa, varios de ellos eran personas que pertenecían a la élite social de la época, es decir, gente adinerada.

El festejo fue interrumpido por la policía, que arrestó a casi todos: sólo uno logró escapar y 41 fueron los detenidos.

Regresando a la producción realizada por Canana Films y donde vemos a Alfonso Herrera en el papel de Ignacio de la Torre, a quien le perdonamos su estirada y flemática personificación por los últimos minutos de la película en un close up facial, que te dan ganas de correr y abrazarlo.

Emiliano Zurita como Evaristo Rivas, entrega y convence; Amada Díaz interpretada por Mabel Cadena, le faltó esa furia que toda mujer engañada en su más profundo psique experimenta cuando se entera que quien le quita el calor de su marido no es una mujer, sino otro hombre. Creo que pudieron aprovechar más una tormenta emocional para lucir el histrionismo de la actriz.

¿Por qué digo que me quedó a deber? En una serie de collage visual, vemos la mofa pública a la que son sometidos, el maltrato físico y algunos tipos de castigo de la época. No queda claro o explícito que, tras su arresto y encierro en la cárcel de Belém -hoy Chapultepec y Balderas-, fueron obligados a barrer las calles de la capital con la ropa del festejo, algo totalmente ilegal ya que no hay ley alguna que estableciera dicha sanción.

Hubo un mar de publicaciones y escarnio en los periódicos de la época, donde los “pollo” o “lagartijos”, los jóvenes de clase media y alta de la época fueron expuestos. Dato curioso, los grabados de la época que utilizaron para difundir la noticia, fueron elaborados nada más y nada menos que por José Guadalupe Posadas.

Algunos de los detenidos, fueron puestos en libertad, el caso de los más adinerados o quienes formaban parte de las familias “bien”. El resto, con escasos recursos, fueron incorporados por la fuerza al Ejército. Nunca nos indican que hay una “Guerra de Castas” que se libraba en Yucatán, sólo nos dicen que mandaron a Evaristo a dicho estado y punto.

Habría que considerar cuál fue la libertad creativa que tanto guionista como director optaron para omitir la posibilidad de evidenciar la serie de violaciones y atrocidades derivada de la homofobia imperante en esa época.

Dato final: debido a este incidente, la comunidad LGBTQIA+ en México desde 1901 ha sido asociada con el número 41.