cueva submarina virtual en México

Científicos de todo el mundo podrán sumergirse de forma digital en la fascinante cueva submarina virtual en México. Se trata de la cueva de Hoyo Negro, un tesoro arqueológico donde fue encontrada Naia, el esqueleto más antiguo de América, de una joven que vivió hace 13.000 años.

Esta gran oquedad inundada, considerada una de las diez más importantes del mundo, forma parte a su vez de la mayor cueva del planeta, de más de 300 km de largo, siendo descubierta por el Instituto Nacional de Antropología e Historia (INAH).

Entre las joyas encontradas en el Hoyo Negro del estado de Quintana Roo que tienen deslumbrada a la comunidad científica están también los restos de 42 animales del Pleistoceno Tardío, pertenecientes a 13 especies, siete de ellas extintas.

cueva submarina virtual en México | Fuente: INAH

Hace 13.000 millones de año el nivel del mar era entre 80 y 100 metros más bajo que el actual. En la era del hielo los casquetes polares acumulaban enormes masas de agua que luego formaron las cuevas por las que más tarde bajarían los cavernícolas y animales para buscarla.

Muchos murieron ahogados o atrapados en los laberintos de las cuevas, como se cree que fue el caso de Naia.

Así, restos de tigres dientes de sable, perezosos gigantes de más de cinco metros de altura, oso tremarctino y un cánido parecido al lobo sudamericano son parte de los descubrimientos realizados en Hoyo Negro, que mide 62 metros de diámetro y 55 de profundidad.

Para que más científicos puedan estudiar la cueva se creó una réplica tridimensional que será presentada en la noche de este miércoles en la Ciudad de México por el científico Alberto Nava, quien junto con Alejandro Álvarez y Franco Attolini descubrió este importante sitio en 2007.

Nava, que es responsable del buceo técnico-científico del proyecto, hablará sobre el descubrimiento y la implementación de técnicas fotogramétricas para la elaboración de modelos en tres dimensiones.

El INAH guarda con recelo la ubicación exacta de su tesoro para protegerlo de saqueadores. Solo la conocen los científicos y buzos expertos en cavernas, todos ellos capacitados en registro arqueológico.

La ansiada historia de Naia

Múltiples estudios se han hecho ya al esqueleto de Naia, “bautizada” así en recuerdo a las náyades de la mitología griega que cuidaban de los estanques en la antigüedad.

Los arqueólogos esperan ansiosos las historias que esa joven pueda contar al mundo actual sobre los primeros pobladores de América y la vida hace miles de años en lo que es hoy la península de Yucatán.

En esta región también podría esta el secreto de un enorme cráter de 30 km de radio, que habría sido creado por el impacto de un meteoro que podría haber acabado con la vida de plantas y animales, incluidos los dinosaurios.

cueva submarina virtual en México | Fuente: álef.mx

Cada milímetro, cada segmento de Naia ha sido registrado para su estudio en Canadá, Estados Unidos, y México hasta el momento. El esqueleto está bajo el resguardo del Museo de Antropología e Historia de la capital mexicana.

Con esos registros microtomográficos se podrán hacer réplicas de Naia para mostrarla en museos, pero lo más importante es que se podrán hacerle “estudios dentales, gíneco-obstetras, biomecánicos y tafonómicos del material óseo” sin tocarla en realidad, ha dicho el INAH.

– La cueva inundada más grande del mundo –

Como parte de la investigación “En busca de las fuentes de agua ancestrales”, arqueólogos mexicanos descubrieron recientemente que dos sistemas de cuevas llamados Sac Actun y Dos Ojos están ahora unidos conformando el más grande del mundo, contando además con el Hoyo Negro.

En este sumergido sitio se encontraron adoratorios completos, escalinatas y restos de perezosos gigantes.

En Sac Actun se ha encontrado “más de 200 cenotes” (piscinas) con restos de “huesos de fauna extinta del Pleistoceno, como gonfoterios (elefantes antiguos), perezosos gigantes y osos”, develaron arqueólogos del INAH.

En total “la cueva inundada más grande del mundo” tiene una extensión de 347 kilómetros, y los restos arqueológicos tienen en su mayoría “un grado de conservación asombrosos”, con una “extensa temporalidad de más de 10.000 años”, destacó el INAH.